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[CONVOCATORIA] FORMACION DE ANIMADORES Y EQUIPOS DE SALUD POPULAR CEBMX - 2021

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jueves, 14 de diciembre de 2017

[eml] MIEDO, EGO, CONSCIENCIA, LIBERACIÓN | Enrique Martínez Lozano - 20171126

Semana 26 de noviembre: MIEDO, EGO, CONSCIENCIA, LIBERACIÓN



El miedo nace del "cruce" del tiempo y de la mente: el miedo es creado por la mente, a partir de algo que recuerda -y sobre lo que cavila- o adelantándose a lo que pueda suceder, a través de la proyección.

En cuanto sentimiento "limpio", el miedo es una emoción que nos "alerta" frente a algo percibido como peligroso o amenazador. Sin embargo, cuando somos atrapados por él, suele aparecer el "miedo al miedo", paralizador y angustiante.

La liberación radical del miedo no vendrá de la mente, sino justamente de la capacidad de silenciarla, tomando distancia de sus mensajes repetitivos, y viniendo al presente, como modo de abortar el recuerdo obsesivo y la proyección imaginada.

El sujeto del miedo es el yo. Desde su fragilidad, vulnerabilidad y, en último término, inconsistencia, no puede sino vivir bajo el temor, a pesar de todos los recursos a los que suele acudir para protegerse.

La liberación del miedo pasa, por tanto, por la comprensión, que permite ver el error de identificarnos con el yo. Solo en la medida en que comprendo que no soy el yo, podré verme libre del miedo que me acompaña desde mi nacimiento ya que, como dijera Thomas Hobbes, "el día que yo nací, mi madre parió gemelos: yo y mi miedo".

Cuando nos liberamos del miedo, empezamos a saborear la libertad: cae la búsqueda enfermiza de consuelo y ya no hay necesidad de dioses. Liberados de la identificación con el yo, nos comprendemos y reconocemos como plenitud, aquella plenitud que nuestra mente -desde la identificación con el yo- había siempre situado "fuera".

Pedagógicamente, para avanzar en la liberación de tal identificación, resulta eficaz ejercitarse cotidianamente en una práctica muy concreta: amar lo que es. Antes de dejarnos llevar por cualquier juicio mental o "etiqueta" que nuestra mente coloca a lo que sucede o aparece en nuestra existencia, la sabiduría invita a amar todo ello, como camino para alinearnos con lo real, vivir la aceptación profunda y, de ese modo, reconocer experiencialmente que somos uno con todo lo que es.

Amar lo que es no tiene nada que ver con la resignación, la claudicación o la indiferencia…, sino con la sabiduría. Al amar lo que es, se entra en un camino de aceptación, actitud sabia entre los extremos de la resistencia y de la resignación. Ahí se descubre que la propia aceptación se halla dotada de un dinamismo que hará que nos comprometamos en cada momento en la acción adecuada.

Gracias a esa práctica, es posible pasar de la identificación con el yo a la comprensión de la consciencia que somos. Es por tanto un ejercicio de poner consciencia, tal como pedía Rabindranath Tagore: "Que en la algarabía de nuestras tareas sin fin no cese de resonar en el fondo de nosotros, como emitido por un instrumento de cuerda única, este constante llamamiento: ¡Oh! ¡Despierta! ¡Sé consciente!".

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martes, 5 de diciembre de 2017

PARA ALCANZAR LA ILUMINACIÓN | Mindalia - Emilio Carrillo

PARA ALCANZAR LA ILUMINACIÓN…

Desde FeAdulta del 29 de nov. 2017 (Badv01)



Por Emilio Carrillo. "No hay que hacer nada". Volver a desinquietarnos, vivir en paz, con amor y sencillez. Recordar lo que somos, es lo opuesto al estilo de vida de la mayoría de seres humanos.

Ver video: https://youtu.be/YWa-s3Af2Tc 

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viernes, 1 de diciembre de 2017

[eml] MATERIA, ENERGÍA, INFORMACIÓN | Enrique Martínez Lozano

MATERIA, ENERGÍA, INFORMACIÓN




 

Para el materialismo vulgar, del que ha adolecido en exceso la ciencia e incluso la cultura en general en Occidente, todo es materia. Por tanto, solo existe aquello que se puede medir y pesar.

No deja de ser curioso que tal afirmación se siga sosteniendo todavía, a pesar de los nuevos datos que la propia ciencia ha aportado: desde Einstein (1879-1955) sabemos que la materia, en último término, es energía, según queda reflejado en su famosísima ecuación E = mc2 (donde "E" significa energía; "m", masa; y "c", velocidad de la luz (300.000 kms/seg). Según tal ecuación, lo que llamamos "materia" no es sino "energía condensada", lo cual sucede en determinadas condiciones. Por tanto, lo que aparentemente percibimos como irreductiblemente sólido y consistente no es, en realidad, sino energía.

Pero no es solo eso: la física cuántica, en su tarea de desentrañar la estructura del átomo –considerado hasta hace solo un siglo como el "ladrillo básico" o pieza última de la realidad material-, ha descubierto que eso que nos parece tan compacto es, en realidad, un gran vacío. (Para hacernos una idea: si el núcleo de un átomo midiera 1 cm de diámetro, los electrones de ese mismo átomo orbitarían a 1 km de distancia).

A la vez, esa misma física afirma que, por debajo de la materia y la energía, hay un "hervidero" de actividad subatómica. Es el "campo cuántico", hecho de ondas de información, cuyas variaciones provocan una "fluctuación cuántica", la cual permite la creación y la aniquilación constante de partículas y antipartículas.

La ciencia actual ha comprobado que el vacío, en sí mismo, es vibración, de donde brotan todas las formas. Un equipo de científicos liderados por Peter Higgs, tras rigurosas investigaciones –que le valdrían al propio Higgs el Premio Nobel de Física en 2013-, llegó a una conclusión notablemente sorprendente: lo que afecta a lo real no es propiamente el vacío, sino la vibración del vacío. Y a esta vibración la llamaron bosón: este genera un campo –bosón y campo de Higgs- que, afectando a todo el espacio, otorga a las partículas elementales la propiedad que llamamos masa. La "masa", que percibimos a través de los sentidos, existe sencillamente gracias a la vibración del vacío, como fuente, origen y matriz de todo lo manifestado. Ese es el motivo por el que "algunos físicos piensan que la nada es el verdadero bloque básico de construcción de la materia"[i].

Parece, por tanto, que tampoco todo acaba en la energía. Por "debajo" de ella operan "ondas de información" en campos cuánticos (electromagnético, gravitatorio…) que están hechos de información, es decir, de consciencia. Un campo cuántico es fuerza invisible en movimiento -en último término, información- que moldea la materia.

No resulta fácil definir qué es la consciencia, pero apunta a "un saber que sabe", inteligencia creativa, código de instrucciones… Lo que regiría todo el proceso sería justamente eso, la consciencia que, en forma de "manual de instrucciones", posibilita y explica el despliegue de la infinidad de formas que llegan a nuestros sentidos. Se entiende, así, que algún biólogo se haya atrevido a afirmar que una célula es, en rigor, "memoria envuelta en una membrana", lo que significa reconocer que la materia (la célula) es en sí misma información, es decir, consciencia. La "in-formación" no es otra cosa que códigos que dirigen las formas (dan forma, "in-forman"), consciencia, saber que sabe, inteligencia creativa…

Dicho de otro modo: las formas que percibimos son el producto de un "código de instrucciones" que se halla en el origen de las mismas. En realidad, ¿no es eso mismo el ADN?… "El ADN –escribe Alejandro Martínez Gallardo- es fundamentalmente un programa (bio)informático que ha logrado replicarse con éxito —una especie chip cósmico o libro orgánico (¿el "axis mundi" de la galaxia?)— y la forma más efectiva de transmitir información de la cual tenemos conocimiento es el entrelazamiento cuántico"[ii].

La ciencia no sabe cuál es la "pieza" última de la que está hecho el universo. Más aún, es la misma ciencia la que asegura que apenas podemos percibir un 4 ó 5% de la realidad que sabemos que existe. Si esto es así, ¿cómo no dejar nuestra mente en suspenso en lugar de asumir conclusiones siempre precipitadas y, por ello mismo, erróneas? ¿Quién se atrevería a reducir la totalidad de lo real a ese ínfimo 4 ó 5% que nuestros sentidos son capaces de percibir?

La ciencia nos ayuda a deshacer nuestras creencias equivocadas, entre ellas, la que reduce lo real a lo material. Por su parte, los sabios nos recuerdan una y otra vez que no necesitamos conocer todas esas respuestas para empezar a vivir lo que ya somos, Eso que queda cuando se silencia la mente. Y lo que descubrimos entonces es que, admirablemente, Eso es consciencia.

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[i] M. TALBOT, Misticismo y física moderna, Kairós, Barcelona 1986, p.80.
[ii] A. MARTÍNEZ GALLARDO, Entrelazamiento cuántico o "efecto de Dios": el pegamento entre el espíritu y la materia, en: http://pijamasurf.com/2012/01/entrelazamiento-cuantico-el-pegamento-entre-el-espiritu-y-la-materia/


Enrique Martínez Lozano (Guadalaviar, Teruel, 1950) es psicoterapeuta, sociólogo y teólogo.
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