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viernes, 10 de febrero de 2023

Las semillas y el dominio del mundo por el hambre. LA COMIDA, ARMA PODEROSA.


Date: mié, 8 feb 2023 

Las semillas y el dominio del mundo por el hambre. LA COMIDA, ARMA PODEROSA.


"Controla el petróleo y controlarás naciones; controla los alimentos y controlarás pueblos" (Henry Kissinger). 


En cada ciclo histórico la potencia dominante de turno siempre trata de establecer el control casi absoluto de una región de interés geoeconómico buscando diferentes instrumentos para dirigir todos los aspectos de la sobrevivencia humana.


Ecoportal. En esta era globalizada se trata ya no del dominio de una región seleccionada por la única superpotencia existente sino del planeta entero. El uso de la maquinaria bélica y de los recursos energéticos no ha sido suficiente para el control completo de la voluntad de los pueblos. Se necesita algo más y este "algo más" resulta ser la comida diaria en el planteamiento de uno de los más siniestros globalizadores, David Rockefeller.


Durante la guerra en Vietnam el otro político maquiavélico, Henry Kissinger incorporó la idea de Rockefeller en la agenda diplomática de Washington. La comida se convirtió en un arma frecuentemente más poderosa que las armas de destrucción masiva. También jugó un papel muy importante para llevar a cabo el golpe militar contra el gobierno legítimo de Salvador Allende en Chile en 1973.


Al comienzo de los años 1980 los globalizadores iluminados llegaron a la conclusión que el control de la alimentación habría que comenzarlo desde las semillas, reduciendo las variedades regionales y nacionales tradicionales para crear simultáneamente una o varias variantes de semillas para cada cultivo universal pero controladas por un reducido número de las transnacionales.


Así, se inició la época de los Organismos Genéticamente Modificados (GMO) basada en la manipulación genética, y crearon finalmente lo que el estudioso y escritor norteamericano, F. William Engdahl llamó en su libro "Seeds of Destruction: Hidden Agenda of Genetic Manipulation", "semillas de la destrucción". México, Brasil, Colombia y Argentina fueron seleccionados como países con grandes recursos para iniciar los primeros pasos en la implementación de la agenda del "dominio usando alimentos". La llegada de Carlos Menem al poder en Argentina con su agenda neoliberal y su ambición de ser aceptado en el club de los ricos y poderosos del planeta llevó a David Rockefeller a la conclusión de iniciar los primeros experimentos con semillas genéticamente modificadas en Argentina.


Las corporaciones Monsanto, Cargill Inc., DuPont decidieron transformar la agricultura argentina haciendo énfasis en la soja, para esto inventaron el pretexto de que el sistema de monocultura agrícola y dijeron que aportaría grandes dividendos al país por la exportación de soja, lo que facilitaría el pago de la deuda externa de Argentina que estaba ya en el límite impagable. Así según William Engdahl, "desde 1991 antes que la Modificación Genética (GM) fuera aceptada en los Estados Unidos, Argentina se convirtió en un laboratorio secreto para el desarrollo de los cultivos genéticamente modificados y su población fue utilizada sin su conocimiento como "conejillos de Indias".


Para facilitar los experimentos con semillas GM de maíz, trigo, algodón, girasol y soja, el gobierno de Menem entregó 569 grandes extensiones de tierra cultivable a las transnacionales. La Comisión Nacional Asesora sobre Biotecnología Agropecuaria (Conabia) que fue formada para el control sobre los experimentos se reunía secretamente y sus conclusiones jamás fueron divulgadas. Y no podía ser de otra forma porque sus miembros eran empleados de Monsanto, DuPont, Syngenta, Dow AgroSciences y otros gigantes del GMO. Como los resultados eran muy prometedores, las grandes corporaciones internacionales, como Seaboard Co., Cargill y Quantum Fund de George Soros dieron inicio a la compra apresurada de grandes extensiones de tierra cultivable en Argentina y posteriormente en el Brasil, Paraguay, Colombia, México, Guatemala y Uruguay.


En una década la agricultura, Argentina fue transformada radicalmente. Si en 1970 la soja se sembraba en 9,500 hectáreas ahora su superficie de siembra supera 18 millones de hectáreas produciendo más de 35 millones de toneladas de soja al año. Actualmente Argentina es el primer productor en el mundo de aceite y harina de soja y el tercero de granos. A la vez el país dejó de ser tanto en el mercado externo como interno proveedor de alimentos de naturaleza diversificada. Prácticamente el 100 por ciento de la soja producida en el país (Argentina) es GM RR resistente al herbicida glifosato y ocupa el 50 por ciento de la tierra cultivable.


El impacto del uso de 200 millones de litros de glifosato anualmente, de las fumigaciones, el desmonte, el desplazamiento de campesinos, la falta de alimentos, las nuevas enfermedades, las inundaciones y las sequías son el precio que paga el pueblo por la "sojización" de la agricultura. En su libro "Las semillas de la Destrucción", William Engdahl lanza una advertencia al gobierno de Argentina: "a este paso la tierra cultivable en el país va a ser destruida en unos 50 años". ¿Pero a quién le interesa en este mundo globalizado e individualizado lo que pasará en el futuro?


Mientras tanto las ganancias de las transnacionales GMO están creciendo desmesuradamente junto con el control sobre la producción de semillas en el mundo. Ya poseen tecnología "Terminator" que permite modificación genética de las plantas para producir semillas estériles usando un inductor químico llamado "Traitor" para "activar" o "desactivar" algunos rasgos genéticos del cultivo y para controlar la esterilidad de las semillas. En Guatemala, Brasil, Argentina y México el maíz GN RR contaminó el maíz original orgánico y lo mismo está sucediendo con el algodón, la alfalfa, el trigo, girasol y otros cultivos. Se estima que actualmente los cultivos GM ocupan el 25% de la tierra productiva en el mundo.


El poder de la Monsanto y otras transnacionales de GMO llegó hasta Washington convenciendo al departamento de Estado de ser promotor de la agenda global de la industria de biotecnología. De acuerdo a la ONG "Food & Water Watch", el departamento de Estado ha hecho cabildeo en gobiernos extranjeros para adaptar políticas y leyes amigables hacia la biotecnología. Según cables de WikiLeaks, el gobierno norteamericano trató de influir sobre el tema de la biotecnología a 113 países del total de 193 miembros de las Naciones Unidas entre 2004 y 2009. Lo que trata de hacer Washington es incentivar el consumo de esos alimentos en todo el mundo con el argumento falso de combatir el hambre y crear condiciones para el desarrollo.


Otro de los países que se ha convertido en el paraíso para la industria transgénica es México. Allí la Monsanto, Syngenta, Dow AgroScience, Bayer y PHI México no solamente están implantando el uso de las semillas GM, sino las mismas transnacionales ya tomaron bajo su control la producción y comercialización de los alimentos, lo que significa la pérdida de la soberanía alimentaria en el país. Precisamente lo que en los años 1980 planificó el gobierno de Ronald Reagan elaborando el plan del dominio del mundo a través de los alimentos: "los países que son amigos recibirán los alimentos y se les denegará a los que se rebelan".



 

En el mismo Estados Unidos ya entró en vigencia una clausula legal que permite a Monsanto, Syngenta, DuPont –Pioneer, Dow, Bayer y Basf estar por arriba del sistema judicial, ignorando las órdenes de jueces de suspensión de siembra de cultivos transgénicos inclusive por evidencias científicas que señalan daños a la salud de la población. Actualmente Estados Unidos es el primer productor de la soja en el mundo con 63 millones de toneladas métricas al año y el 90 por ciento de este cultivo es producido con las semillas GM RR. La misma tendencia se observa con el maíz y alfalfa haciendo peligrar las plantas orgánicas y las granjas familiares con la siembra de Monsanto GE alfalfa. Sin embargo, según la conclusión del departamento de Agricultura, a los consumidores no les interesa si los alimentos orgánicos o la leche que consumen tengan o no tengan componentes genéticos.

Así de simple funciona el sistema moderno globalizado del dominio del mundo a través del uso de las "semillas de destrucción". Los "iluminados" tienen su agenda, científicos a su disposición y los medios de comunicación para convertir una mentira en la verdad con el propósito de confundir la opinión pública. Ni les interesa la reciente declaración del Foro Mundial sobre la Soberanía Alimentaria de la Organización de las Naciones Unidas sobre la Agricultura (FAO) que indicó que "la monopolización por unas cuantas empresas transnacionales de la tecnología de creación, de organismos genéticamente modificados (GMO) representa una grave amenaza a la soberanía alimentaria de los pueblos".


El fin justifica los medios. Monsanto, DuPont Pioneer, Dow, Syngenta, Bayer, Basf son simplemente un brazo del poder global para minar la soberanía de los 193 países del mundo aprovechando la ignorancia e individualismo de sus pueblos y la docilidad de sus gobiernos que creen que son del 1% y para el 1%.



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martes, 3 de enero de 2023

Maíz transgénico: libre comercio y autosuficiencia alimentaria.


Date: dom, 1 ene 2023 

Maíz transgénico: libre comercio y autosuficiencia alimentaria.


Ana De Ita. Directora del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano.


La secretaria de Economía informó el 7 de diciembre sobre el ofrecimiento de México a Estados Unidos de extender el plazo para la eliminación del maíz transgénico hasta enero de 2025, un año más de la fecha inicial propuesta, y cuando el sexenio del presidente López Obrador habrá concluido. La secretaria explicó que el gobierno relabora el decreto para modificarlo y hacerlo más claro ( bit.ly/3HuiIfK).


Tras varias semanas de confusión sobre las restricciones a la importación de maíz transgénico que considera el decreto de diciembre de 2020, las tensiones bilaterales aumentaron, al grado que el secretario de Agricultura de Estados Unidos, durante su visita a México, sostuvo que la eliminación gradual del uso y la importación del maíz biotecnológico tenía el potencial de perturbar sustancialmente el comercio, perjudicar a los agricultores en ambos la de la frontera y aumentar significativamente los costos para los consumidores mexicanos. Afirmó que en ausencia de una resolución aceptable, Washington consideraría la adopción de medidas formales en el Tratado México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC) (bit.ly/3FnF53A).).


Por su parte, las trasnacionales agrobiotecnológicas que integran Crop Life International: Bayer, Basf, Corteva, Syngenta, junto con las asociaciones de productores de maíz, los fabricantes de jarabe de alta fructosa, los de granos secos de destilería con solubles, la organización para la innovación en biotecnología, el Consejo de Granos de Estados Unidos y sus contrapartes mexicanas como la Asociación de Semillas, la de fabricantes de alimentos balanceados, los engordadortes de ganado bovino, la organización de porcicultores, la cámara de maíz industrializado, presentaron el análisis económico preparado para ellos por World Perspectives Inc sobre los impactos que tendrían las restricciones mexicanas al maíz transgénico.


Sin embargo, el decreto de 2020 no menciona la importación, sino a la facultad de las autoridades de bioseguridad para revocar y abstenerse de otorgar autorizaciones para el uso de maíz genéticamente modificado en la alimentación de la población. Para no enfrentar al T-MEC era posible controlar internamente el destino de las importaciones de maíz y prohibir su uso a las empresas fabricantes de harina, tortillas, almidones, frituras, hojuelas, jarabe de alta fructosa. Ellas utilizan unos 3 millones de toneladas del maíz importado, pero no por falta de maíz en el país.


Aunque las declaraciones del presidente López Obrador se refirieron sólo a la eliminación del maíz transgénico para consumo humano, varias veces argumentó que evitaría la entrada de importaciones de maíz transgénico destinadas a ese fin.


El secretario de Agricultura sostuvo también que las importaciones de maíz para la alimentación del ganado no serían canceladas. El único que llevó al extremo la eliminación del maíz transgénico fue el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, quien declaró que se prohibiría su importación incluso para la alimentación de ganado. Señaló que existía un plan para reducir a la mitad las importaciones de maíz a partir del aumento de la producción. Este plan –sin posibilidades de concretarse– pretendía aumentar la producción de maíz amarillo en unos 7 millones de toneladas en un año, además de negociar la compra de maíz no transgénico en Estados Unidos, Brasil y Argentina, países con 93, 88 y 99 por ciento de grano transgénico, respectivamente ( bit.ly/3gmZWM4).


Estados Unidos inició la siembra de maíz transgénico desde 1996 y México partir de la puesta en marcha del TLCAN (1994) se convirtió en uno de sus principales destinos. La demanda de maíz amarillo creció exponencialmente, al tiempo que sus importaciones dumping se usaban para bajar los precios a los maiceros nacionales y hacer negocios financieros desde el vecino país con créditos blandos a la exportación.


El sector pecuario absorbe 82 por ciento de las importaciones del grano, unos 14 millones de toneladas. Las trasnacionales que controlan la producción fabril de puercos, como Smithfield, instalaron sus plantas en el país; Tyson y Pilgrims que controlan la producción intensiva de pollo se expandieron y lo mismo ocurrió con el ganado vacuno controlado por la brasileña JBP, en tanto la ganadería de pequeña y mediana escala desapareció al quedarse sin posibilidades de competir.


La prohibición mexicana a la importación de maíz transgénico amenaza el mercado de los agricultores productores de maíz, de los productores de derivados y de los distribuidores y comercializadores en Estados Unidos; también a las corporaciones trasnacionales productoras de semillas genéticamente modificadas y de agrotóxicos, pero también a la producción ganadera y la fabricación de piensos, en México.


En momentos de turbulencia en los mercados internacionales por la guerra en Ucrania, la sequía en varias regiones y la inflación generalizada, no parece buena idea prohibir las importaciones de maíz de las que depende México para la alimentación del ganado, mientras no existan alternativas reales para ­sustituirlas.

 

 

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sábado, 22 de enero de 2022

Hay un sector exitoso de agronegocios que no usa glifosato: Sader.


Date: sáb, 22 ene 2022 

Hay un sector exitoso de agronegocios que no usa glifosato: Sader.


Ante la prohibición gradual del uso del glifosato en el país, hay un sector de agronegocios que no lo utiliza y es exitoso, señaló Victor Suárez subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Sader.


Sostuvo que se busca producir alimentos básicos para no estar sujetos a las presiones del comercio exterior, "no podemos exponernos a que se cierre la venta de alimentos, por ejemplo de Estados Unidos".


El maíz transgénico es una competencia desleal y el país debe buscar la autosuficiencia en la producción de alimentos porque "no podemos ser vulnerables", dijo al presentar el avance en la entrega de apoyos del programa de Bienestar en la zona centro y valles altos del país. Dijo que ya no se impulsa la agricultura a base de agrotóxicos, transgénicos, con uso irracional de mantos freáticos y la producción de alimentos dañinos.


Agregó que el país no necesita maíz transgénico y hay experiencias de que se puede producir sin agrotóxicos, "debemos trabajar para transitar hacia una agricultura saludable y sustentable. No se puede seguir el mismo camino, se debe cambiar el modelo".


Recordó que México, centro de origen del maíz, hasta la década de los 80 fue autosuficiente, pero el gobierno impuso un modelo basado en el abandono del campo, se dejó de pensar en la producción de alimentos, para depender de importaciones de Estados Unidos. Comenzó la producción de espárragos, jitomate, aguacate, berries, bajo el modelo de Tratado de Libre Comercio, y se abandonó a 90% de productores.


En relación con los avances del programa, dijo que hay 2.3 millones de productores en todo el país, para los cuales hay un presupuesto de 13 mil 500 millones de pesos en total. En la región Centro Valles Altos se han distribuido mil 214 millones de pesos a productores de granos básicos, caña de azúcar y café.


En la ciudad de México se apoyó a mil 200 productores, a casi 74 mil en el estado de México, 44 mil en Hidalgo, 9 mil 132 en Morelos, 110 mil en Puebla y 20 mil en Tlaxcala. A fin de marzo se apoyará al resto de productores en la región, con un total de 504 millones de pesos.



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