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lunes, 28 de junio de 2021

Sandra, transexual arrepentido, alerta: «No hay final feliz, es un camino que no tiene fin» - ReL 2021

 

Sandra, transexual arrepentido, alerta: «No hay final feliz, es un camino que no tiene fin»


Hace 18 años Sandra (su nombre como transexual) empezó a hormonarse para cambiar de sexo. Es la decisión de la que más se arrepiente

ReL


28 junio 2021

Este martes el Consejo de Ministros, tal y como anuncio Pedro Sánchez, debatirá y aprobará el texto de la ley trans. Un proyecto que recogerá casi la totalidad del texto del Ministerio de Irene Montero y que hace apenas un mes fue tumbado en el Congreso gracias en parte a la abstención del PSOE.

Pese a la oposición de una buena parte del feminismo, la futura ley recoge la “autodeterminación” de género y sólo será necesario ir al Registro sin necesidad de ningún informe médico ni psicológico para cambiar de sexo. Además, favorecerá la hormonación, los bloqueadores y las intervenciones quirúrgicas.

Sin embargo, pese a la presión que existe en el interior del entorno LGTB sobre el que se sale del camino marcado cada vez son más los testimonios de transexuales que se han arrepentido y que denuncian que nadie les avisara de las consecuencias de lo que iban a hacer. Les prometieron una felicidad que nunca llegó.

En un reportaje de Voz Populi ha aparecido el testimonio de uno de estos transexuales, un varón de nacimiento con tendencias homosexuales y que acabó convirtiéndose en Sandra, con distintas operaciones quirúrgicas y muchas hormonas. 18 años después pregona que estaba equivocado y muestra las enormes consecuencias físicas y psicológicas que ha sufrido al cambiar de sexo.

Actualmente tiene 35 años y vive en un pueblo cerca de Barcelona, Castellar del Vallés, y afirma que si en el pasado le atacaban por su condición homosexual primero y transexual después, ahora son algunos transexuales quienes no soportan su mensaje anti-queer y su oposición a la ley trans que va a tramitar el Gobierno.



Sandra inició hace un año el camino de regreso para volver a su sexo biológico masculino

"Yo nací como varón, soy homosexual. Desde pequeño. Lo que pasa es que siempre he parecido una niña. He tenido un estereotipo femenino. Nunca he tenido disforia hasta la adolescencia. Yo asocio mucho la transexualidad a la homofobia. Nos hacemos trans para escapar de nuestra homosexualidad", explica en la entrevista.

Hace un año comenzó el camino de vuelta aunque hay secuelas que nunca podrá borrar. "Me escriben transexuales contando lo mal que han quedado. No conocemos psiquiatras que nos ayuden a aceptar la disforia. La mayoría te empujan a transicionar. Si te quiere ayudar, pueden ser despedidos por las leyes que respaldan la transexualidad. La teoría queer está equivocada, la biología no se puede cambiar”, asegura.

Por ello, es un firme opositor a la ley trans ya que puede dejar tras de sí miles de víctimas y vidas destrozadas como la suya. En su opinión, “se han dado casos de hormonar a menores y les jodes la vida porque luego se arrepienten. Esta ley borra a la hembra biológica, invade espacios de mujeres. Que un hombre diga que se siente mujer porque sí, lo encuentro una locura".

Recordando su propia historia, a los 16 años, Sandra, como se hace llamar desde que se cambió de sexo, empezó a trabajar en el mundo de la noche y fue cuando empezó el problema de la disforia: "Odiaba mi cuerpo. Creo que la mayoría de personas pasan una adolescencia dura. Era muy velludo, muy oso, y estaba gordito. Ese canon de belleza no era el aceptado. Se metían conmigo por eso. No me gusta la ropa masculina y nunca me ha gustado, así que me ponía ropa de chica. Sentía que tenía que evolucionar. Me veía muy ambiguo y que necesitaba evolucionar".

Los efectos de las hormonas y las operaciones

Fue en ese ambiente donde conoció a muchos transexuales y empezó con el tratamiento hormonal. "A la mayoría de homosexuales nos pasa, en el mismo colectivo homosexual hay discriminación hacia los que somos muy afeminados y con pluma, hay plumofobia. A los homosexuales con muchísima pluma nos cuesta encontrar pareja con homosexuales más masculinos. Se discriminan entre ellos. Cuando te feminizas, en cambio, empiezas a ser más querida por los hombres heterosexuales". En su opinión, con “la transexualidad se medicaliza la plumofobia”.

Sobre todo su proceso de cambio de sexo advierte de los numerosos y graves efectos secundarios: "Aumento de peso increíble, ansiedad (en mi caso cronificada), depresión... A compañeras les ha dado trombosis, te pueden dar ictus, infartos… Sufría mucho de retención de líquidos, varices, pesadez e inflamación estomacal que se me ha quedado cronificada".

Peor aún es cuando los hombres que quieren ser mujeres se realizan la vaginoplastia, pues “estás encadenado a la hormonación de por vida. No tienes hormona biológica en tu cuerpo y claro, tienes que tomar estrógenos toda tu vida. Según la endocrina, si no me hormono puedo sufrir osteoporosis muy grave, degeneración muscular, ósea…".

A los 29 años le realizaron la vaginoplastia, pero denuncia que ningún cirujano le avisó de las consecuencias. "Habrá transexuales que se lo han hecho y son felices. Pero también sé de muchas personas que siguen con disforia después de muchas operaciones. No hay final feliz. El problema es mental. Es un camino que no tiene fin".

De hecho, asegura haber visto "muchas barbaridades. Una se operó cuatro veces por que se le cerraba la vagina. Por eso estás con dilatadores siempre. El cuerpo detecta un hueco y claro, lo cierra".

En su caso, tras los dos primeros años con la vaginoplastia padeció una inflamación del conducto urinario. "Me dolía que me moría cuando hacía pis. Me daban antiinflamatorios. Pero estuve así durante un año y pico, probando medicamentos para solucionarlo. Pasé mucho dolor", explica. Y finalmente tuvo que ser operado nuevamente para que le reconstruyeran la uretra.



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domingo, 20 de junio de 2021

9 enfermedades de transmisión espiritual - raquelaldana2019

 

9 enfermedades de transmisión espiritual


Escrito y verificado por la psicóloga Raquel Aldana el 14 Junio, 2019.

El oro falso existe porque hay oro auténtico. Esta máxima es toda una declaración de intenciones respecto al tema que tratamos en este artículo: las 9 enfermedades de transmisión espiritual.

Los falsos gurús y “maestros de vida” suelen ser un derroche de prepotencia e hermético oportunismo. La iluminación se convierte en un anhelo para las almas que creen estar descarriadas y que caminan por el mundo en busca y captura de alguien que les ilumine.

Cuando nos sentimos perdidos nos convertimos en “carne de cañón”, un plato tremendamente apetitoso para las aves carroñeras del camino interior. Personajes que son puro marketing y que compiten por un premio que ha tomado tintes de hipocresía y falsedad.

Por ejemplo, muchos proponen, en ciertos casos sin otro fundamento que la opinión propia, que la meditación nos abre el camino para deshacernos de todos aquellos contaminantes que nos empujan a hacernos preguntas.

Como si hacerse preguntas estuviese penado por la ley, nos obligan a seguir un recto camino que ellos ya han trazado para nosotros. Solo hay un sendero por recorrer, uno para todos y, por qué no, todos para uno.

Hay personas (y concepciones) muy válidas en torno a la espiritualidad, pero gracias a que se ha comercializado el concepto como “la gallina de los huevos de oro”, nos encontramos con falsos maestros espirituales que pueden hacernos verdadero daño. Como ejemplo extremo podemos pensar en casos de grupos sectarios que llegan a pagar grandes sumas de dinero por suicidarse.

Pero también hay personas críticas que saben poner el punto sobre la “i” al conjunto de falsos gurús, entrenadores vitales y especialistas en el dominio de nuestra mente. Mariana Caplan, doctora en Filosofía, escritora y antropóloga, ha consagrado su vida al estudio de la espiritualidad son sentido crítico.

Las 9 enfermedades de transmisión espiritual de las que nos pueden “contagiar”

Una visión muy acertada sobre la distorsión de la espiritualidad y el aprovechamiento comercial de esta moda nos la ofrece Mariana Caplan, la cual plantea la realidad de 10 enfermedades de transmisión espiritual.

1. Espiritualidad de comida rápida.

Si mezclamos la espiritualidad con una cultura que celebra la velocidad, la multitarea y los resultados rápidos probablemente nos dé como resultado la denominada espiritualidad de comida rápida. Esta, tal y como la define Caplan, es un producto de la fantasía común y comprensible de que el alivio del sufrimiento de nuestra condición humana puede ser rápido y fácil.  El camino de la espiritualidad o, mejor dicho, la transformación espiritual NO se puede obtener como una solución rápida.

2. La espiritualidad de imitación.

Hablar de manera sosegada, vestirnos con ciertas ropas y colores, actuar de una manera determinada… ¿Todo esto es esencial si queremos considerarnos “personas espirituales”? Lo cierto es que NO. Esta enfermedad de “transmisión espiritual” nos hace intentar imitar la idea de lo que creemos que es espiritual de la misma forma que la tela de piel de leopardo imita la piel real de un leopardo.

3. Motivaciones confusas.

La necesidad de llenar nuestro vacío emocional, la creencia de que el camino espiritual nos liberará de los sufrimientos de la vida y el deseo de ser especiales y “mágicos”, nos conduce a entremezclar estas aspiraciones con el deseo genuino y puro de crecer.

4. Identificarse con las experiencias espirituales.

Tal y como afirma Caplan, “en esta enfermedad, el ego se identifica con nuestras experiencias espirituales y las toma como propias, y empezamos a creer que estamos encarnando ideas que han surgido dentro de nosotros en determinados momentos”. Obviamente esto no dura de manera indefinida aunque sí que tiendre a perdurar en aquellas personas que se creen “iluminadas” o que se comportan como “maestros espirituales y de vida”.

5. El ego espiritualizado.

Caplan plantea que esta enfermedad ocurre cuando la propia estructura de la personalidad del ego se mezcla arraigada y profundamente con conceptos espirituales e ideas. El resultado es una estructura del ego que es “a prueba de balas”. Nos volvemos invulnerables a la ayuda, cerramos nuestros sentidos a nueva información contradictoria y a otras propuestas constructivas. Nos tornamos impenetrables y estancamos nuestro crecimiento aunque, por supuesto, llevemos la espiritualidad por bandera.

6. La producción en masa de los maestros espirituales.

Hay gran cantidad de tradiciones espirituales (el budismo, por ejemplo) que están de moda en la actualidad. El resultado del marketing es una comercialización de figuras y especialistas que se dan a conocer como personas con gran iluminación espiritual cuando en realidad no es así. Como afirma nuestra autora, esta enfermedad funciona como una cinta transportadora espiritual: ponte en este resplandor, consigue aquella visión, y¡ bam! estás iluminado y listo para iluminar a otros en forma similar. El problema no es que estos profesores instruyan sino que se presentan como si hubiesen alcanzado la maestría espiritual.

7. El orgullo espiritual.

Cuando el practicante. gracias a años de esfuerzo, alcanza cierto nivel de sabiduría, puede llegar a usar ese logro para cerrarse a otras experiencias. Es posible que se sienta en “superioridad espiritual” y que transmita un mensaje sutil que viene a decir “yo soy mejor que otros, más sabio, y por encima, porque yo soy espiritual”.

8. La mente del grupo.

La mente de grupo es un virus insidioso que contiene muchos elementos de la codependencia tradicionales. Lealtades y acuerdos sutiles e inconscientes respecto a la forma de actuar y de pensar, hablar y vestirse puede derivar en un rechazo a otras experiencias, patrones de pensamiento o personas.

9. El virus mortal.

“Yo he llegado al objetivo final de mi senda espiritual”. Esta enfermedad puede ser terminal y mortal para nuestra evolución espiritual. Como afirma Caplan, nuestro progreso espiritual termina en el punto donde se concreta esta idea en nuestra mente, porque el momento en que comenzamos a creer que hemos llegado al final del camino, un mayor crecimiento se detiene.


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martes, 15 de junio de 2021

Por resistencia a vacunarse, repuntan contagios de Covid-19 en Rusia - 20210614

 

Por resistencia a vacunarse, repuntan contagios de Covid-19 en Rusia

lunes 14 de junio de 2021
 


Juan Pablo Duch, corresponsal Tiempo de lectura: 3 min.
El presidente ruso Vladimir Putin hizo un llamado a la población a confiar en la vacuna contra el Covid-19- Foto Ap

Moscú. Ante la lenta vacunación de la población, la pandemia del Covid está teniendo un peligroso repunte en Rusia, que por cuarto día consecutivo registró este lunes casi 14 mil contagios, poco menos de la mitad de ellos en Moscú, cuyo alcalde, Serguei Sobianin, decretó –para intentar frenar la expansión de las nuevas cepas del coronavirus– conceder a todos sus habitantes vacaciones con goce de sueldo hasta el lunes 21 de junio.

No hace tanto, los primeros diez días del pasado mes de mayo, los moscovitas ya tuvieron otro periodo vacacional por decreto de las autoridades, pero los resultados –según reconoció el propio Sobianin– no fueron los esperados al crecer el número de infectados.

Hasta ahora, según datos oficiales, alrededor de 18 millones de rusos han recibido al menos una dosis de cualquiera de los tres biológicos que obtuvieron registro para uso de emergencia, lo que equivale a apenas 12 por ciento de la población, una cifra muy distante de la anhelada inmunidad de grupo.

Es difícil de entender la histórica reticencia de los rusos hacia todo tipo de vacunas, mientras en la mayoría de los países, que carecen de vacuna propia, se observan una alta demanda, limitaciones por edad o profesión y largas filas para obtener un biológico contra el Covid.

El presidente Vladimir Putin, el sábado anterior, intentó convencer a sus compatriotas de la necesidad de inocularse: “(…) a decir verdad, es un fenómeno habitual que nuestra gente sea tan cautelosa respecto a procedimientos similares (la vacunación), pero después de que 18 millones de personas se han puesto una dosis y no ha habido ningún caso de efectos secundarios graves, creo que es una prueba convincente de que hay que vacunarse”.

Se ha llegado al extremo de que la Iglesia Ortodoxa Rusa, mediante solemne declaración de sus jerarcas, aclaró ya en dos ocasiones que “inocularse no es pecado” y la alcaldía de Moscú anunció como estímulo a los indecisos que rifará cinco automóviles entre quienes reciban la primera dosis esta semana.

Entretanto, en Moscú se suspende el servicio nocturno (de las 23:00 a las 6:00) de restaurantes, cafeterías, bares y discotecas, deja de funcionar la infraestructura urbana en los parques, se cierran los juegos mecánicos y plazoletas infantiles, igual que las zonas de esparcimiento y comida rápida en grandes centros comerciales, entre otras restricciones temporales.

San Petersburgo, donde también aumenta el número de contagios, lo hará a partir del 17 de junio, al día siguiente de que Rusia y Finlandia jueguen su decisivo partido en la fase de grupos de la Eurocopa.

Aunque las fronteras de Rusia siguen cerradas, se hizo una excepción para que vengan a apoyar a sus selecciones miles de aficionados, hasta ahora, de Bélgica, Polonia, Eslovaquia y Finlandia. Se espera la llegada de seguidores de Suecia y de los países que pasen a la siguiente fase, ya que en la Ciudad del Neva están previstos seis partidos de los grupos B y E y un partido de cuartos de final. La única limitación en los lugares de concentración de los aficionados es el uso obligatorio de cubrebocas entre trago y trago de cerveza.



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viernes, 11 de junio de 2021

Cunde modelo de EU que privatiza la salud.


Date: jue, 10 de jun. de 2021 


Cunde modelo de EU que privatiza la salud.

David Brooks



La "industria" de la salud privada rinde cuentas sólo a sus accionistas, y eso se mide en ganancias, no en el bienestar de las comunidades, afirma el doctor Eric Manheimer, autor de 'Doce pacientes', obra en la cual se basa la serie 'New Amsterdam'.


Nueva York. El doctor Eric Manheimer, director médico durante 14 años del hospital público más famoso y antiguo de Estados Unidos y autor de Doce pacientes, que narra desde ese hospital la gran pugna por el bienestar y rescate de seres humanos ante condiciones sociales y económicas que nos enferman –libro en que se basa la serie de televisión New Amsterdam–, comenta que después de más de un año de la pandemia queda claro que la lucha por la salud del pueblo debe rechazar el modelo de salud privatizador y de lucro estadunidense que se propaga a nivel mundial.


La ira digna de quien fue director médico del hospital Bellevue en Nueva York –el cual atiende desde jefes de Estado y ejecutivos de Wall Street hasta inmigrantes indocumentados y reos de la prisión Rikers– centra su crítica en la industria médica y el amor a sus compañeros que diariamente buscan rescatar y sanarnos.


La Jornada: ¿Qué está al centro de la disputa por la salud en el mundo hoy día?


Eric Manheimer: "El sistema de salud de Estados Unidos se está globalizando, poco a poco, en parte por un proceso deliberado de privatización de servicios de salud.


"Les cuento un ejemplo de esto en México. Una amiga pidió verme porque estaba preocupada por un diagnóstico de cáncer de mama que recibió de un doctor que todos quieren y recomiendan. Llega con unos fólders grandes –resultado de que el médico no te ve, sino te receta muchos exámenes médicos y te entrega ese archivo. Si uno realiza suficientes exámenes sobre cualquiera, siempre se va a detectar algo, pero generalmente son falsos positivos. ¿Qué es lo que pasa? Ese doctor tiene un negocio que se dedica a recetar exámenes médicos, 99% de los cuales son innecesarios, y ahí comienza el proceso de canalizar el caso a especialistas. Resulta que esta amiga no tenía lo que le habían dicho. ¿Qué ocurrió?: No tienes un doctor, tienes una máquina de exámenes que genera mucha lana. Es sólo un ejemplo de cómo el sistema en México está imitando al de Estados Unidos, donde hay un exceso de exámenes, lo cual nutre los temores de pacientes, mientras generan indicaciones de otros malestares que requieren aún más exámenes y segundas opiniones. En este ejemplo ni uno solo de los especialistas le hizo un examen físico básico a esta mujer. Fue una biopsia de su cartera. Eso es lo que está ocurriendo en México, como en otros países.


"La industria de salud privada no rinde cuentas sobre la salud de poblaciones. Lo único que sabemos de ellos es cuánto dinero ganan las empresas de servicios de salud cada trimestre. Sólo rinden cuentas a sus accionistas y eso se mide en ganancias, no en la salud de una población.


"La industria de la salud podría ser una de las más responsables de la falta de sanidad en una población… Hoy día, el gasto en el sector representa 20% del PIB en Estados Unidos, es decir, 4 billones de dólares anuales, y sigue subiendo. Es tan grande, que según algunas investigaciones ese gasto no sólo limita lo que se debería gastar en educación e infraestructura, sino que podría ser el mayor factor en suprimir el ingreso de la clase trabajadora, el cual no se ha elevado en 40 años al tener que pagar costos cada vez más altos.


"En resumen, la industria de la salud tiene un componente de élite que ofrece todo lo mejor a unos cuantos, pero el costo de ese sistema podría no sólo estar generando más enfermedad, sino hasta minando la democracia."


–¿Cómo diagnosticaría esa lucha diaria de doctores que se dedican a la salud de seres humanos dentro de este modelo?


–Al inicio de mi carrera me di cuenta de que mucho de lo que aprendí en la escuela de medicina no es relevante. Obvio que los tratamientos y otros conocimientos médicos sí, pero no explicaba por qué la gente estaba en un hospital, cómo llegaron ahí, cómo y qué tanto se les trató.


"A lo largo de los siguientes 10 años, tuve que aprender más sobre sociología, antropología médica, economía, historia, todos los aspectos de contexto que rodean a los pacientes, sus comunidades incluyendo la estructura socioeconómica, raza, el tema de disparidad de género. Me di cuenta de que lo que necesitaba hacer era aprender a través de mis pacientes, escucharlos, entender sus historias.


"Para ilustrar lo que digo: estás en un consultorio donde hay un doctor y un paciente. Están solos, aislados, la puerta cerrada. Pero la realidad es que hay un sinnúmero de fuerzas gigantescas presentes dentro de esa oficina. Está el lugar de donde llegó el paciente, su código postal, la historia de su familia, la historia de su migración, su educación, el tema de alcoholismo y drogas, o no, entre otras cosas. Para el doctor, también están presentes varios factores, incluidos algunos que limitan su visión, su capacitación, el sistema en que trabaja, y si éste es público o privado, cómo se les paga, entre otras variables infinitas.


"Lo que tuve que hacer durante los años siguientes fue detectar esos campos gravitacionales invisibles (en encuentros entre pacientes y médicos), los cuales pueden ser manifestaciones de desigualdad, racismo, todas las construcciones sociales de la salud. Al atender al paciente tenía que tomar eso en consideración y no sólo con la libreta de recetas médicas a la mano y ordenando más y más exámenes, de hecho, justo aprendiendo a no hacer eso. Cuando llegué a mi máximo punto de madurez como doctor es cuando logré decirme a mí mismo que no, que ya basta."


–A más de un año de que estalló la pandemia, ¿qué hemos aprendido y qué no?


–Primero, la pandemia fue pronosticada. No fue un accidente, no fue un evento, no fue un meteorito que llegó de repente. El virus Covid ha sido muy estudiado por más de 20 años, y es porque ha habido otras manifestaciones del virus en 2003 y otra más. Se supone que fue transmitido de animales a humanos, igual que funciona la pandemia de la influenza cada año. De hecho, 60% de todas las infecciones en humanos se originan en animales, esto ha sido desde siempre. No hay nada raro con eso.


"¿Pero por qué estamos padeciendo estas pandemias? Tiene que ver con la invasión de la población humana al hábitat animal. Hemos cruzado las líneas. Habrá más pandemias, algunas recurrentes, otras nuevas. Sabemos por qué.


"Pero la pregunta es si podemos, como agrupaciones de naciones, lograr que instancias como la Organización Mundial de Salud tenga la capacidad para enfrentarlas. Hasta ahora, no ha existido la voluntad política para lograrlo. Veamos: el monto de dinero que Estados Unidos gasta en construir un portaviones fácilmente podría pagar, y varias veces, todo lo que se necesita hacer de manera colectiva para lograrlo, no estamos hablando de nada extraordinario, sino de hacer lo que ya hacemos con la influenza.


"Qué más aprendimos? Que se lograron producir todas estas vacunas, pero el problema está en quiénes tienen acceso. Estamos viendo tasas de mortalidad enormes en países donde no están disponibles. No sabemos si habrá acceso universal a la vacuna, eso de a quién se le tiene que pagar, quién tiene la patente o la licencia, todo esto está al centro de la pregunta sobre si la pandemia es un asunto monetario y no de salud pública.


"Lo otro que aprendimos es que gobiernos autoritarios son un gran problema. Estados Unidos, cuando estaba gobernado por Trump, causó medio millón de muertes excesivas (o sea, innecesarias). Eso, de hacer de esto un tema político, jugar con eso de los cubrebocas, y más, igual que Bolsonaro."


Doce pacientes (Twelve Patients) será publicado en español próximamente por el Fondo de Cultura Económica. New Amsterdam, del cual Manheimer no sólo es la inspiración, sino el principal asesor médico, se puede ver en Netflix.


 


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